miércoles, 23 de marzo de 2011

UNA AMIGA INOLVIDABLE...¿DONDE ESTARÁ?

Vivía al otro lado de nuestra casa, su hogar era un poco más grande que el nuestro, sus padres eran gentes influyentes, pero eso para ella y sus numerosas amiguitas que eramos de entre las edades de siete a trece años, carecía de importancia total, pues lo cierto era que nos encantaba a sus ocho amiguita y yo entre ellas, reunirnos con ella para disfrutar no de los amplios y brillantes patios que tenía en los interiores de su casa, ni de sus hermosos juguetes, ni de sus ricos postres que siempre su abuela o sus tías nos ofrecían con una bella sonrisa, no.- Sino que eramos sus amigas como hermanas, porque entre nosotras difícilmente reñíamos, es más, nosotras siempre nos juntábamos, en el lugar llamado el corral, por carecer de piso de cemento o de mosaico, pero que era nuestro lugar predilecto por encontrarse dentro de este paraíso para nosotras como niñas llenas de infinita fantasía, lo recuerdo como si lo viera, unos ocho o nueve árboles preciosos, rosales, algunos árboles frutales, luciendo el sitio por las orillas, bellas flores o caminos de jardín, sin faltar por supuesto, enormes masetas que mucho nos encargaban los mayores, no ir a maltratar o a subirnos sobre ellas o secaríamos, según nos decían, las plantas de albahaca, la sábila y la cintronela y algunas más que lucían en verdad espléndidas.- ¡¡¡Ah, pero que alegría, cuando nos descubríamos bajo el poderoso árbol de mangos o el de eucalipto o bien el de mezquites, porque cantando de dichas puras, con una enorme soga y una facilidad increíble, subían las más grandes al árbol elegido para hacer un mágico columpio que hacia delicias de nuestras tardes aquellas o bien, con la misma soga, fuerte, pesada y poderosa, jugábamos entusiastas, a brincarla incansablemente, nunca nos faltó, el juego del bebeleche, el de la lotería o serpientes y escaleras, a las escondidas y muchos mas, propios todos los juegos de las niñas sin más.- Pero fuimos creciendo, siempre unidas, sólo que, el destino, comenzó a separarnos y a conocer entre nosotras, la tristeza de la distancia que aunque nos jurábamos nunca olvidarnos, lo cierto es que siendo tan pequeñas, eso se dio con mucha y dolorosa naturalidad. Mi amiga aquella niña que más bien tiraba a ser rica que a clase media bien, a sólo unos tres o cuatro añitos más, se fue quedando, con dos amigas en total, ahuyentándose en ella notablemente, aquella sonrisa tan contagiosa de sólo unos añitos atrás, pues por esos mismos días, murió mi padre y nos mudamos de ciudad, recordando a mi amiga de catorce años, como lloraba sin parar.- Recuerdo su abrazo, como no deseando soltarme jamás, sólo que partí con mi familia y jamás de los nuncas la volví a ver.- Lo último que supe de ella, fue que murió su madre cinco años después de mudarnos nosotros, y que su padre volvió a casarse dos años después, y que comenzó ella, a pasar de un familiar a otro; cuando yo le pedí a mi madre, que la buscará, ella conmovida lo hizo, es más, viajamos para buscarla, pero todo fue en vano, pues nadie supo dar razón sobre mi amiga de la infancia, sintiendo años después, que fue ella la que se negó a un reencuentro anhelado por mi de todo corazón.- Y es que mi amiga, era especial, pues le había dado poliomielitis en ambas piernas y en las que llevaba pesados aparatos, encontrándose recluida de por vida en una silla de ruedas.- Por lo que llegada a adulta y a la comprensión de su mal, según comprendí, por algunos comentarios de la familia, amistades y demás, que ella había deseado, no volver a ver a ninguna de sus amigas jamás, pues que deseaba recordarnos con esas dichas vividas y en ese universo en el que a esas edades, las limitaciones no existen, se esté o se haya nacido, como haya sido y donde suele fluir, en todas las épocas de la existencia, sólo la hechizante belleza de lo entrañable de la amistad en su más pura esencia...Y donde todo puede contemplarse en perenne promesa, dichas del cielo y destinos de ensueño, porque se es cuando la niñez, ajeno, a lo complejo del porvenir y lo que se sangra, en la construcción de todo sueño...Dios bendiga a mi amiga donde quiera que esté y que esa infancia preciosa le haya dotado, de una riqueza tal interior, que haya sido una escala indudable, para lograr ser la mujer que siempre soñó...Simplemente feliz.-
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Miércoles 23 de Marzo del 2011

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